Este es el primero de varios post que escribrié al respecto, ya que el pensamiento es la materia prima del trabajo de neuro coaching y hay mucho para contar.
El poder del pensamiento va más allá de lo que imaginas.
Las ondas cerebrales son señales eléctro-química transmitiéndose permanentemente a través de unas 84 mil millones de neuronas, según las últimas mediciones y se ha establecido que cada neurona puede tener hasta 20 mil conexiones.
¿Puedes imaginar cuanta capacidad de procesamiento y pensamiento tenemos en realidad?
Eso significa que tenemos una pequeña central generadora de electricidad en nuestra cabeza, generando inmensas cantidades de energía 24 hs los 365 días del año.
Pero, lo que realmente nos importa en este post es prestar atención a las vibraciones.
Si quieres pensar en términos de energía debes pensar en términos de vibración.
Nicola Tesla
¿Vibraciones del pensamiento?
Según la física clásica toda la materia que conocemos está en perpetuo movimiento, vibrando, hasta donde sabemos la materia se compone de átomos, esos átomos se componen de partículas sub-atómicas que están en perpetuo movimiento.
La imagen que tenemos de los átomos es que están formados por un núcleo (protones, neutrones) y una nube de electrónica en la periferia donde giran los electrones.
Resulta que entre el núcleo y los electrones hay tanto espacio que seria equivalente a la distancia que separa la luna de la tierra.
¿Qué hay en ese espacio? por lo pronto sabemos que no está vacío, ¿Pero qué hay? pues energía y vibración es seguro que si, la física moderna nos ha dado explicaciones y teorías que explican que toda la materia en realidad son cuerdas cerradas vibrantes o membranas vibrantes.
Lo que conocemos como materia es solo una vibración lenta de esas cuerdas y una vibración rápida nos darías solo energía.
De todas maneras podemos decir que tanto la materia cómo la energía que podemos medir se encuentra en una vibración continua.
Nuestros pensamientos no son más que la comunicación electro-química entre las neuronas del cerebro, más todas las redes neuronales de los órganos del cuerpo.
Esa comunicación electro-química produce una vibración que se traduce en energía que recorre cada célula de tu cuerpo, pero no solo eso, esa energía se proyecta fuera del cuerpo y propaga.
¿Cuánto se propaga esa vibración?
Bueno, si prestamso atención a las sabidruías antiguas, ellas explican que nuestro campo energético corporeo puede alcanzar varios metros (incluso kilometros para los maestros).
En la Película ¿Y tú que sabes? varios científicos de renombre en Estados unidos nos cuentan de experiencias que se llevaron a cabo, donde pretendían medir la influencia del pensamiento a distancia y lo comprobaron (ese es tema para otro post).
La ley física de “Resonancia» nos indica que todo tiene una frecuencia única de vibración y que todo lo que tenga la misma frecuencia vibrará en simpatía con esa frecuencia original y tenderá a igualarse, podríamos decir «que se atraen» como explica la ley de atracción (de una manera nuy simplista para mi gusto).
El pensamiento y la emociones
Tomando en cuenta la frecuecia de vibración, podemos comprender que los pensamientos y las emociones de miedo vibran y se trasmiten de manera diferente de los pensamientos positivos y de amor.
Sabemos que el pensameinto y la emoción son una dupla inseparable (a menos que te hayas disociado por algún trauma) el resto de nosotros mal que mal piesna y siente.
En consecuencia lo que pensamos y sentimos vibrará con una cierta frecuencia lo que nos permite suponer que todo aquello que llega a nuestra realidad, de algún modo es una resonacia de nuestro pensamiento.
De modo que cuando te preguntes… ¿Por qué atraigo a mi vida al mismo tipo de gente? ya tienes la respuesta.
En este punto si bien es muy básica la información, podemos comenzar que es muy favorable tener un pensamiento positivo la mayor parte del tiempo.
Acción espeluznante a distancia.
La Mecánica Cuántica ha demostrado en experiencias físicas el «entrelazamiento cuántico» que significa, que dos partículas que se crearon juntas, mantienen una conexión que es independiente de la distancia y del tiempo.
Pudieron medir interaciones instantáneas entre ellas, al alterar el estado de equilibrio de una de ellas, la otra experimentaba el mismo cambio «al instante».
Este hecho molestaba mucho a Albert Einstein y era el motivo por el cual no creía en las leyes cuánticas. Él le llamaba una «acción espeluznante a distancia«, pero resultó ser cierta.
Eso nos lleva a pensar que todo el universo se creó de una partícula increíblemente densa, desde el punto de vista científico y desde el punto de vista espiritual Dios creó una sola alma, para los fines de este post es una similitud valedera.
Es decir todos fuimos creados al mismo tiempo provenimos del mismo origen, o sea, que esa «conexión espeluznante a distancia”, permanece entre nosotros.
En resumidas palabras, todos tus pensamientos (sea un pensameinto positivo o uno negativo) no solo te afectan a ti, afectará a tu pareja, tus hijos, tus vecinos, tu ciudad, tu país, el planeta y el universo entero.
¿Creo que me convendría tener más pensamiento positivo, no?
Se nos dificulta dimensionar el poder eléctrico de nuestro cerebro pero imagina 86 mil millones de células comunicándose entre sí.
Es muchísima energía trasmitiéndose, además tenemos cómo mínimo unos 60.000 pensamientos diarios.
¿Cuánta energía estas enviando al universo y de qué tipo? si la mayoría de nosotros tiene pensamientos caóticos, de miedo, culpa, enojo, ira… ¿Cómo crees que será esa energía que se propaga a lo largo del universo?.
Y si recordamos que todo vibra en resonancia con la energía que estamos emitiendo al universo. Es fácil suponer que si lo que estas recibiendo en tu vida no te agrada, tus relaciones, tus finanzas, tu carrera, etc. debes comenzar a cambiar lo que estás emitiendo.
Afortunadamente en los últimos 20 años los avances en la ciencia, nos ha permitido entender el cerebro un poco más.
Y con el desarrollo de Programación Neuro Lingüística tenemos la herramienta fundamental para potenciar el pensamiento postivo a voluntad, y dejar que nuestra cabeza funcione en piloto automático.